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2023.03.25 00:59 Remarkable_Quiet4702 Mexico makes lots of electric cars, but few Mexicans drive them. (Aida Pelaez-fernandez) [traducción por Google]
Marzo 21, 2023
https://www.reuters.com/business/autos-transportation/mexico-makes-lots-electric-cars-few-mexicans-drive-them-2023-03-21/ CIUDAD DE MÉXICO, 21 de marzo(Reuters) - Con el plan de Tesla Inc de abrir una Gigafábrica de $5 mil millones en México, el país debería convertirse pronto en un centro de producción de vehículos eléctricos (EV), pero los coches de emisión cero siguen siendo demasiado caros para la mayoría de los mexicanos y son poco prácticos para conducir en gran parte del país, lo que carece de suficientes estaciones de carga.
México ha hecho de revivir la producción de combustibles fósiles una prioridad bajo el presidente Andrés Manuel López Obrador, dando frecuentemente un corto paso a la inversión en fuentes de energía renovables.
Pero también tiene grandes ambiciones de impulsar la propiedad de los EV a medida que Tesla se prepara para desarrollar su fábrica en el estado fronterizo norte de Nuevo León. General Motors Co, Ford Motor Co, BMW y la unidad de Audi de Volkswagen también están produciendo EVs en México, o planean hacerlo. Y México también tiene al menos un fabricante autóctono de EV, el Zacua no registrado.
El Ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, un líder en la candidatura a ser el próximo presidente de México, dijo que el gobierno quiere que los EV representen la mitad de todos los coches vendidos en el país para el año 2030. Los funcionarios dijeron que el objetivo incluye todos los vehículos de emisión cero, incluidos los automóviles híbridos e hidrógenos. Aun así, necesitará mucho trabajo llegar allí.
Los EVs representaron sólo el 0.5% de las ventas de automóviles nacionales el año pasado, según la Asociación de Industria Autónoma de México AMIA, muy por debajo del porcentaje de Estados Unidos del 5.8%, según la empresa de investigación Motor Intelligence. Si se añaden híbridos, México alcanza el 4.7%.
"Todavía hay un número de temas que necesitan resolver en México antes de que haya una gran afluencia de coches eléctricos", dijo Mario Hernández, socio principal de fabricación de KMPG en México.
Hernández dijo que los inconvenientes incluían la falta de subvenciones para los compradores, los elevados costos para instalar dispositivos de carga en los hogares y la escasez de estaciones públicas de carga, vital para viajes más largos. A diferencia de otros países, México aún no ha acordado un plan para eliminar gradualmente los vehículos propulsados por gasolina, añadió.
El año pasado se vendieron cerca de 1.1 millones de coches nuevos en total en México. Sólo 5,600 de esos eran EVs, mucho menos que los 8,400 vendidos en el mercado de automóviles más grande de América Latina, Brasil.
Sin embargo, la producción de EVs en México se vio aumentando a 142,000 coches este año, desde 78,000 en 2022, el grupo de la industria de piezas de automóviles INA estimado antes de que Tesla anunciara su nueva planta.
El presidente ejecutivo de la AMIA, José Zozaya, dijo a Reuters que todavía había "pocos incentivos del gobierno" para impulsar las ventas de EV.
"Tengo mis reservas de que podamos alcanzar las expectativas de las autoridades para 2030", dijo Nazareth Black, Director General de EV Zacua. "Un verdadero plan de incentivos del gobierno sería necesario para acelerar realmente la adopción de vehículos eléctricos."
Ansiedad por falta de estaciones para recargar En otros lugares de América Latina, países de Costa Rica a Chile han incluido objetivos EV para reducir las emisiones como parte de sus compromisos en virtud de los acuerdos climáticos de París 2015.
Hasta ahora México ha evitado hacer tales promesas.
El país necesita más estaciones de carga para hacer prácticos los EV. México tiene cerca de 1,100 estaciones de carga en todo el país, principalmente en la capital y otras ciudades importantes, según la AMIA. El estado de Nueva York solo tiene 9,000, según el gobernador.
Pedro Corral, director de operaciones para la plataforma de estaciones de carga EV Evergo, conduce su i3 BMW total eléctrico en la Ciudad de México. Pero cuando sale de la ciudad, generalmente cambia a un Toyota alimentado con combustible para que no se quede sin cargo.
Evergo pretende instalar 4,000 cargadores para uso público en los próximos cuatro años, apostando por el creciente apetito por los EV.
Aún así, Corral dijo que las ventas actuales sugieren que los objetivos de México son poco realistas, y no esta seguro de que la publicidad que rodea la nueva fábrica de Tesla impulsaría mucho las ventas.
El modelo más barato de Tesla, que cuesta unos 55,000 dólares, más el gasto de un cargador, significa que la mayoría de los mexicanos no pueden permitirse un VE. Modelos más baratos como la hoja de Nissan cuestan por más de 50,000 dólares e incluso los dos asientos Zacua cuesta alrededor de 600,000 pesos (31,767 dólares).
El típico trabajador mexicano hace $366 [dólares] al mes en promedio, según datos oficiales. El salario mínimo legal garantiza a un mexicano alrededor de $11 por día.
Y mientras que los supercargadores de Tesla son abundantes en regiones urbanas de EE.UU., son escasos en México. Muchos estados no tienen ninguno.
Hay grandes ventajas de tener un coche eléctrico -dijo Corral-, pero son costosos y la gente se preocupa por la distancia que pueden conducir sin recargar el carro.
(1$= 18.8870 pesos mexicanos)
Informes de Aida Pelaez-Fernández; reportajes adicionales de Daina Beth Solomon y Diego Ore; Edición de Dave Graham y David Gregorio.
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2023.03.25 00:37 goyo117 Me ha llamado al bosque.
l. El Llamado
Más que un escrito en forma de evidencia de los sucesos vividos en esta ciudad, escribo esto como un escape, llevo muchas horas aislado, he sido llamado loco tantas veces que ya no sigo la cuenta. Que esto sirva de advertencia para cualquiera que encuentre este escrito.
Lo vi en mis sueños. No hay otra forma de decirlo. Lo vi en mis sueños llamándome. Aunque no pude escuchar nada ni disipar ningún olor familiar en mi sueño, sabía que alguien me llamaba. “¡Ven Oscar!” o más bien un “Sígueme Oscar”, se sabía mi nombre y eso fue suficiente para despertar mi curiosidad. Ahí entre los arboles de lo que parecía ser un pequeño pueblo en la frontera de una ciudad, era de la dirección de donde venía el llamado. No lo escuchaba, lo sentía.
Cuando desperté de aquel sueño, un vacío enorme en el corazón me invadió. Como cuando pierdes algo muy importante y no lo puedes encontrar o no puedes recordar donde lo dejaste. Esa era la clase de sentimiento que me había dejado aquel sueño.
Mis días siguieron su curso natural, aunque el sentimiento nunca dejó mi cuerpo, de hecho, me atrevería a decir que con cada día que pasaba se hacía aún más fuerte. Aun así, yo no era nadie estúpido, ni mucho menos. Madre no me habría permitido empezar a holgazanear en la escuela.
Pasaron los años, me gradúe de la universidad con un título en ingeniería y fui recomendado e invitado a ir a una universidad fuera del país. Pero no podía abandonar mi lugar de origen aún, había un lugar más que debía visitar, o más bien, un llamado que debía responder después de 6 largos años.
Para ese punto, yo era alguien miserable. Enfrente de las caras de los vecinos, amigos y familia yo era un genio, la “persona más lista del mundo” decían. Pero cuando entraba a mi cuarto, todo cambiaba, el sentimiento que me invadió aquella noche era tan fuerte ya, que me costaba respirar. Se me hinchaban los ojos de tanto llorar por la noche mientras veía el techo, intentando pensar en otra cosa.
Pasaba todas las noches tratando de reprimir el sentimiento. “¿Qué madre si me ve así? ¿Pensará que estoy loco? ¿Tienes 24 años y aún lloras en la cama?” eran las cosas que me preguntaba a mí mismo para ahogar el llanto, sin ningún resultado exitoso.
Si me preguntarán ahora mismo que fue la gota que colmó el vaso para mí, diría que fue el mismo día que recogí mi título. El dolor en la cara de fingir sonrisas todo el día. El dolor de contener el dolor en el pecho de la desesperación. Era absurdo, inhumano. Nunca había escuchado algo así, estuve a punto de visitar un psicólogo a escondidas de mi madre una vez pero… “¿Cuál hubiera sido el punto?” me pregunté. Era una enfermedad mental de la que yo siempre supe la cura. Fui encerrado en una jaula por seis años junto con la llave que la abre. La única solución era visitar aquel lugar del que nunca pude olvidarme.
ll. Visitado
Aunque mi madre y amigos me cuestionaron varias veces, yo no pude explicarles por completo lo que pasaba, para ese punto, sentía que cargaba con una reputación de genio que debía mantener. Y aunque mi explicación fue vaga y sin sentido, ninguno de mis amigos o mi misma madre se paró a cuestionar mucho lo que decía que iba a hacer.
“Un viaje corto, eres joven, ve y domina el mundo”
Fueron las ultimas palabras que me dijo mi madre antes de partir.
Tome la camioneta e hice el viaje hacía la frontera de la ciudad.
Había mucha niebla cuando iba de camino, no recordaba ver en ningún pronóstico que habría neblina, está sorpresa casi me hacía dar la vuelta pero, el dolor en el pecho no me dejaba. Imaginar lo difícil que sería volver a la cama e intentar dormir me mantenía manejando.
Mientras atravesaba el bosque fronterizo uno de esos ataques fuertes en el pecho me atacó de nuevo. Pero era aún más fuerte que ninguno que hubiera tenido antes. Baje de la camioneta y me recosté en el pasto al lado de la carretera, tratando de calmar la respiración intentando replicar una de esas técnicas de respiración de internet que parecen nunca funcionar. Y así fue como lo encontré, a mi izquierda, entre los árboles, se hallaba la misma imagen que vi en mis sueños. Los mismos árboles, todo posicionado exactamente como lo había visto en mis sueños.
Tomé mi linterna y mi mochila y empecé a caminar hacia el bosque en dirección hacia donde escuchaba el llamado. De alguna forma, sabía que estaba donde debía estar. Sin mapa y sin guía.
Caminando por el bosque un poco y siguiendo un camino fantasma que solo había visto en mis sueños eventualmente dando con una estructura en ruinas. Una casa en condiciones no habitables. Habían tablones de madera columpiándose del techo a punto de caerse, los cristales de los ventanales estaban roto y la puerta entreabierta con moho, como invitándome a pasar.
Empecé a caminar y entre a la casa, y sin darme cuenta, mi dolor se había ido, por completo, no había realmente ninguna forma de comprobarlo, pero era la primera vez en muchos años que me sentía libre de esa cadena que me mantenía atado a ese sueño.
Caminando un poco más por la casa di con un cuarto cerrado, era el único lugar de la casa que no contaba con la energía natural de la estructura, en lugar de invitarme a pasar, era como una advertencia.
lll. En lo profundo
Abrí la puerta poco a poco, sabiendo bien que lo que hacía no era la decisión correcta. Y para mi sorpresa, lo que había detrás de la puerta no era un cuarto completo, sino un pequeño almacén con una escalera de mano algo larga. Las barras de la escalera se veían oxidadas y en general, en muy malas condiciones.
Empecé a bajar la escalera, esperando que lo que hubiera allá abajo le pusiera final a mi historia, como cerrar por fin el capítulo de mi vida en el que los sueños toman el control de mi vida.
La escalera empezó a tambalearse, y uno de los barrotes donde tenía mi pie se rompió sin aviso, dejándome caer el camino abajo.
Por suerte, ya no quedaba mucho camino de bajada y solo resultó en un pequeño golpe. Cuando me levanté pude ver lo que parecía ser un túnel estrecho desigual que parecía guiarme metros más abajo. Mientras lo atravesaba pude ver como las imperfecciones del guijarro y la tierra comenzaban a desaparecer poco a poco. Dejaba de parecer un túnel hecho por una persona, sino por un grupo de minería experimentado.
De pronto, el silencio fue interrumpido por un grito de lo que parecía ser un niño pequeño, que se encontraba mucho más profundo dentro del túnel. Apresure el paso, los gritos se hacían más largos y fuertes.
Al final del túnel fue la primera vez que lo vi, no un niño, sino una masa de personas pegada a la pared. La masa tenía dientes, ojos, brazos salían de la masa, como intentando aferrarse a las paredes del túnel para no ser consumidos completamente, pero ya era imposible.
Cuando apunté mi linterna aterrado hacia la masa, todos los ojos apuntaron en dirección a mí. Todos me miraron de pies a cabeza, no pude evitar quedarme congelado.
Una vez los ojos terminaron de verme, las bocas en el lado de la masa donde me encontraba empezaron a gritar, todas en la misma frecuencia, podía escuchar las diferentes voces que venían en la masa, pero era como si todas se hubieran convertido en una. Ya no eran su propia persona, ya eran parte de la masa en el túnel.
Los gritos me hicieron caer de espalda hacía atrás del terror. Nunca podría haber imaginado lo que estaba viendo aquel día. Empecé a arrastrarme lentamente de espaldas sin mover la mirada de la masa que parecía estar moviéndose violentamente en respuesta a mi presencia.
La sensación del terror a la masa tratando de alcanzarme si alejaba la mirada de ella es una que no podría olvidar por mucho tiempo. Sin embargo, la masa tenía otros planes. La masa empezó a formar un agujero en sí misma, los ojos y las bocas que gritaban empezaron a deformarse para dar lugar al agujero de carne que se formaba en el centro de la masa. Los huesos empezaron a tronar y los gritos se empezaron a intensificar.
Cuando me pare aterrorizado y pensaba en echarme a correr por donde vine, una voz me detuvo.
— ¡Espera! —. Dijo alguien.
No era una voz, mis oídos no habían captado ningún sonido, era algo que se había comunicado conmigo a través de otro medio del que yo no conocía.
Cuando volteé de nuevo en dirección a la masa, vi una imagen horrífica, sangre caía de la masa junto con dientes. El agujero en la masa se había terminado de formar.
Una sensación en mí, al igual que el agujero, se había terminado de formar, una sensación extraña, la de ser observado por alguien, pero intensificada, algo que estaba mal, algo que estaba fuera de lugar en el universo. Algo que no debía estar pasando y no estaba en su lugar.
Un ojo gigante se asomaba del agujero que se había formado en la masa, no era natural, se veía dañado, las venas rojas del ojo parecían estar muy marcadas, incluso varias se veían reventadas. Todo acerca de aquello que vi estaba mal. El ojo veía más de lo que yo creía, podía ver dentro de mí, podía ver lo que pasaba por mi cabeza.
— Acércate Oscar, termina la historia Oscar. Deja de decepcionarlos Oscar —. Me decía la criatura de nuevo por una línea de comunicación inexistente.
— ¡Nos necesitamos del uno al otro Oscar! Ninguno de los dos vivirá por mucho si no te me unes. Así que suelta esa linterna y úneteme pronto.
Mientras corría en dirección opuesta pude descifrarlo, esa línea de comunicación que el usaba, fue lo que me había encadenado a él durante esos años. Me ha estado atrayendo aquí para consumirme, y casi lo había conseguido. Como una fuerza que me empujaba dentro de la masa, por años.
Subí por la escalera, sin poder sacarme los gritos inhumanos de mi cabeza, escale rápido y con cuidado de no caer de nuevo, la escalera se tambaleaba, pero soportó justo lo suficiente para dejarme salir al almacén y después fuera de la casa.
Subí a mi camioneta y conduje fuera del lugar.
lV. En el mundo de los sueños
Mientras conducía la cadena volvió instantáneamente, y apretaba con fuerza. El dolor en el pecho volvió de golpe e hizo que mi camioneta patinará sobre la carretera y tirándome por una colina donde la camioneta se revolcó conmigo adentro.
Después de lo que parecieron unos veinte minutos, recobre la conciencia, la camioneta estaba de cabeza y salía humo del capo. Abrí la puerta del conductor que por suerte no estaba atorada, y tratando de salir rápido de la camioneta sentí el dolor en mi pierna, como un dolor frío que no concordaba con la temperatura del resto de mi cuerpo. Mi pierna estaba rota.
Me arrastre lejos de la camioneta tan rápido como pude, hasta que la luz del pequeño fuego empezó a iluminar los alrededores. Me recosté en el costado de un árbol y desde ahí a unos metros de la camioneta pude ver como de las llamas salían brazos. Los gritos volvieron a escucharse. Y volví a recibir su llamado.
— ¿A dónde vas Oscar? ¿Ya olvidaste lo que te espera en casa? ¿De verdad crees que podrás volver a tu cama y dormir? ¡Úneteme Oscar! ¡Quédate aquí conmigo! ¡Perteneces aquí!
Sin darme cuenta, lagrimas salían de mis ojos y no podía pararlas, empecé a gritar por ayuda. Pero era poco probable que alguien pasará a esas horas de la noche.
Las llamas del auto se expandieron provocando una pequeña explosión que hizo que desapareciera el monstruo. Poco después caí inconsciente del cansancio.
Cuando abrí los ojos, ya no estaba en el bosque, sino en una camilla del hospital de la ciudad. Mi madre sostenía mi mano y parecía estar dormida en una silla al lado mío. Ella notó rápidamente que desperté y me abrazó con lágrimas en sus ojos.
— Por fin despertaste…
Me sentí seguro en los brazos de mi madre, como un niño pequeño. Me puso al tanto de la situación, y de lo que había pasado.
— Me alegra que por fin seas tú mismo. No podía soportar verte llorar mientras dormías.
Esas palabras de mi madre fueron suficiente para regresarme a aquella casa en medio del bosque. Suficiente para ponerme al corriente de nuevo, no había escapado de la cadena de mis sueños. Seguía ahí, y nada había cambiado.
Empecé a rogarle a mi madre en lágrimas que por favor me sacará del lugar y nos fuéramos de la ciudad. Me había cansado de fingir, incluso si los decepcionaba a todos, incluso si destruía la imagen que todos tenían de mí, ya no podía hacer nada por mí mismo, si seguía así, la próxima vez que esa cosa me intentará llamar sabía que lo conseguiría.
Mi madre se asustó con lo que le decía, como cualquier madre hubiera hecho, y tuvo que hablar con gente en el hospital para conseguirme un tratamiento especial. Días después. Ella dejo de visitarme.
Por las tardes, un psicólogo me visitaba y hablaba conmigo. Yo trataba de explicarle la situación, intentando disfrazar los detalles ridículos para que me tomará enserio, pero aun así, mi historia no contaba con mucho sentido. “Una experiencia traumática” , “Ataques de ansiedad”, sus diagnósticos no me decían más de lo que yo ya sabía desde hacía mucho. La única cura que había para aquello que tenía. Ya la conocía yo.
Por las noches, ya era imposible dormir, no podía cerrar mis ojos y no ver aquella masa en el fondo del túnel, esa masa que me miraba y me hacía llorar por las noches. “Voy a morir” me decía a mí mismo, así acaba mi historia.
V. Decepcionados
Después de 4 meses, mi madre hizo caso de mis plegarias y un día sin aviso volvió y me sacó del hospital, solo dios sabe con cuantos médicos tuvo que pelearse para que me dejarán salir.
Me llevó fuera de la ciudad, a una casa alejada de nuestro hogar. En el camino me fue contando como la familia había cortado con ella, poco a poco todos empezaron a distanciarse de ella. Nadie quería cargar con el peso de saber lo que me pasaba y aparentemente se habían cansado de escuchar a mi madre llorar por 4 meses.
“Me quede sola Oscar”
Los siguientes días a ese no fueron menos depresivos. Pasaba los días llorando ahora las veinticuatro horas, lagrimas salían de mis ojos constantemente. La mirada de mi madre ya no era la de una madre, era la de alguien cansada, alguien que empezaba a morir por dentro. Alguien que se convertía en un saco de huesos que la vida cargaba solo por el hecho de vivir.
En mi cara ojeras profundas empezaron a formarse, mi pelo empezó a tornarse blanco del estrés que pasaba constantemente, cada vez más cerca de la locura, hasta que un día ni un solo cabello de color negro pudo verse entre todas las canas de mi cabeza.
Los dolores en el pecho no habían mejorado, la medicina del psicólogo me calmaba un poco pero, habría un día en el que ni las medicinas me ayudarían a controlar esos dolores. Y moriría.
Los llantos de mi madre fueron lo que casi destruían la única fortaleza que me quedaba. Esos llantos de decepción desde su cuarto. Cuando volvía ella de trabajar se encerraba por horas en su cuarto a llorar, al principio, ella trataba de ocultarlos, pero con el pasar los días, dejó de hacerlo. Ese llanto de decepción, lo que me mantuvo aterrado toda mi vida estaba ahí. Los había decepcionado a todos.
Empecé a considerar el suicidio. Tenía ya un lugar fuera de mi casa que a veces visitaba, un escondite debajo de un puente que no es frecuentado, podría colgarme ahí. Nadie se enteraría y mi madre sería libre.
La noche antes del día planeado, mientras estaba sentado en una mecedora en el balcón de mi cuarto. Sin darme cuenta, cerré mis ojos. Y cuando los abrí, desperté en aquella casa en la frontera.
Trataba desesperadamente de abrir la puerta de la entrada principal pero estaba atascada, no cedía, y la puerta del almacén que contenía las escaleras era golpeada desde adentro. Esa cosa venía por mí, lo había conseguido. Me había traído hasta su casa.
Rompí la ventana en un intento desesperado y cortándome las manos con el cristal roto, pude sentarme en el marco del ventanal. Detrás de la puerta del almacén se escuchaban gritos.
— Hazlo, hazlo, hazlo, hazlo, hazlo…
Pero había algo extraño, la altura no coincidía, si me tiraba por esa ventana… Moriría de la caída…
Cuando abrí los ojos, estaba sentado sobre el barandal del balcón de mi cuarto, nunca había salido de la casa. Había estado soñando.
Los golpes en la puerta era mi madre intentando entrar al cuarto cuando vio que intentaba tirarme del balcón.
Me aleje del balcón y abrí la puerta a mi madre quien me abofeteo tan pronto me vio. Con lágrimas en sus ojos me dijo.
— No te atrevas a dejarme sola Oscar, no te lo permitiré.
Esa noche, como de costumbre, tampoco pude dormir.
Vl. Al final del túnel
Esa cosa, quiere que me mate, vendrá por mi cuerpo si es necesario. Tan pronto como mi madre se deshaga de mi cuerpo sin vida, el vendrá y lo sumará a su colección. No puedo suicidarme.
Lo que parecía una teoría, pronto fue confirmado por la masa, que volvió a hablar conmigo.
— No tienes a donde ir Oscar, hazme un favor y tírate de una buena vez por ese balcón. ¡Igual como hizo tu madre! JAJAJAJA.
Cada noche. Después de que mi madre se suicidará. El me llamaba para reírse de mí. Estuvo observando todo el tiempo. Pero había cometido varios errores.
Ahora que sabía bien lo que quería, no me puedo morir, esa cosa arruinó mi vida así que ya no tengo nada más que perder. No voy a morir hasta que el muera. Ninguno vivirá por mucho sin el otro, ¿cierto? Bien, pues no voy a perder, voy a vivir hasta verlo morir.
Los decepcione a todos al final.
Si alguien encuentra esto, aléjate del llamado del bosque, se fuerte, no tengas miedo a pedir ayuda. Y te deseo una buena vida.
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2023.03.25 00:16 BoolinHours I took a pill that gives you endless nightmares.
It’s been a while since I’ve felt anything. My life has become a constant drudgery, even special events have become dull. My son’s fourteenth birthday was a few weeks ago, but it could’ve happened yesterday, or the month before, it’s all been melding into one. I still remember though; I remember being in that moment, and I can tell you the exact details of what occurred, who was there, but I can’t for the life of me remember how it meant to me. I was simply a presence, a bystander. I think my son was happy, I hope he was.
The tasks in my life that were once a burden have become noise to me. In a way I suppose that’s a good thing. I can work my ass off all day, get treated like a dog, and I would be none the wiser. I’m not exactly sure when this happened, I used to hate my job. I guess somewhere along the way I got lobotomized in my sleep. That would explain it. At least I can provide for my son this way.
He reminds me of myself in more ways that I’d like to admit. He’s a pleasure seeker, and the friends that he’s made push these hedonistic tendencies. On his birthday he came back home absolutely plastered, and I should’ve been furious, but it didn’t affect me at. Hell I even offered him another drink. At his age I sought the same type of stimulus, the same type that I yearn for today, so in a way I am living vicariously through him. He’s a good kid though, he’s on this path but he’s not anchored to it. He refused the drink and went to bed. As a father what I did was not good, but as bystander I wish he took it. I wish he prolonged his euphoria. I wish I could see him live.
They’ve been advertising this new medication all over TV. It’s a pill that gives you constant nightmares when you sleep. It’s been all over the news actually. Some people are up in arms about, and for some folks it’s a godsend, folks like me. In my mind this seems like the stimulus I have been craving for so long, but I can’t stop thinking about my son. What happened on his birthday was a moment of weakness. I couldn’t let him know I stooped so low to get a high. Seeking the pleasures in life is one thing, but seeking fear is another. The road my son is on mirrors my own, and I don’t want him to become nullified in the same way. But at this point, he’s becoming a young man before my eyes, and I am indifferent. I need to feel something, I need to be present, not a presence.
After meeting with my doctor, I received the prescription, 30 pills for 30 days. She sternly informed me of the side effects, about how easy it is to overdose, but like all other stimuli in life, it became white noise. But at last, I could see the light at the end of the tunnel. I could finally feel again, and I couldn’t wait to fall asleep. I waited until the lights in my son’s room went off, and after I saw that he had fallen asleep, I could begin. I sat upright on my bed and pulled out the prescription bottle from my drawer. I took another look, scanned it up and down, maybe even considering a reason not to take it. On the label was a warning sign
“Do not take two doses within a 12-hour period”.
“Good to know” I thought to myself, and I popped open the bottle, took a gulp from my glass of water, and closed my eyes.
Thirty minutes passes, and then an hour, and no effect. Worthless scam. My eyes blasted open, but when I tried to get up, my limbs were numb. I tried closing my eyes again…nothing. I tried breathing and I realized I was suffocating; I couldn’t move any part of my body whatsoever. The sweat from my forehead rolled into my open eye. I couldn’t move, but I could experience pain. As the asphyxiation engulfed me, my bedroom became blurry.
“This is it" I thought, I am about to die.
With each passing second my vision faded until finally, as I imagined would be the last moment of my life, the pain stopped. I could breathe again, and sure enough I rose from my prone position and stood up. I look around, everything is in its normal place. I take a deep breath in relief. Now that the worst was over, I got up to examine the pill bottle. The warning was no longer in English, but instead covered in strange markings.
Suddenly I was dragged down by an unbelievable force through my bedroom floor into a black abyss. There was an extremely loud sound that sounded like deep breathing and I felt as if something was watching my descent. At an instant I fell on a sandy bottom. I looked around, but it was so dark that I could only see at an arms reach. I trudged through the sand, stepping on what felt like organic material occasionally. At last, I reached a metal industrial door, like one you’d see in large freezer. On it was some type of text or message, I squinted my eyes attempting to read it. It was in that same language on the pill bottle. My eyes wander down and I notice a door handle. My heart is beating faster than when I was dying. I smile and reach for it.
BEEP! BEEP! BEEP!
My eyes tear open as if they were glued. I’m back in my room, I can breathe. I realized that I forgot to turn off my Saturday alarm. I exhale in a sense of relief when I noticed something wet underneath me. Damn I pissed my bed… Understandably, I jumped up and exclaimed upon realization. I hear footsteps coming sprinting towards my room. My son opens the door and sees me in my current state.
“Dad are you ok?”, my son said.
“Oh, yeah…I’m fine, just had a bad dream”
My son notices my soaked trousers and bed sheets.
“Are you…feeling alright?” he says.
My cheeks become bright red.
“Oh um…I just…”
My darting eyes reach the half empty water glass.
“Yeah I just spilled a bit when I was taking my medicine”
My heart froze. I didn’t hide the bottle last night. My son’s eyes meandered to the pill bottle on my dresser, and then back to mine. After what seemed like an eternity, my son perked a smile.
“I think you’re just getting old Dad”.
With that he laughed and rolled his eyes while closing the door. Silence at last. I began to laugh quietly to myself. I couldn’t believe it, but I finally felt something again. I could feel the warm embrace of the sunshine seeping through the blinds of my window.
I walk into the kitchen to find my son cooking breakfast. The sweet scent of the bacon permeates my olfactory senses. I take a moment to listen. I hear the low hum of the air conditioner, the upbeat banter of daytime television, and even ever so faintly, the songs of birds outside. I find myself grinning ear to ear. My son places a plate consisting of tater tots, eggs, and bacon in front of me.
“Someone’s chipper today”, he says.
I smile at him.
“Yeah…yeah I’m feeling good”.
My son leans against a wall and tosses a tater tot into his mouth.
“Maybe it wasn’t such a bad dream after all”, he says.
I snag a tater tot off my plate and do the same.
“Honestly I don’t remember what it was about”.
I felt at peace…or at least it appeared so. I took a bite of my breakfast, but with each chew the flavor began dissipating. I squint, the sunshine has become dull and bright. My hand begins to tremble as I feel an object in pajama pocket. I feel a compulsion to reach down. I slowly retrieve the object from my pocket. My eyes widen and my heart begins to race…it’s the prescription bottle, and the English text is replaced once again with a foreign language. I gawk at it sitting in the palm of my hand, and my lips start to form a smile.
“Dad!”
I snap out of it and stuff the bottle back into my pocket. My son is standing behind the kitchen counter.
“Do you want any more bacon before I put it away?”.
“Uh…no thank you, I’m alright for now”
My son stares at me with a charged look.
“All right…” he says.
I quickly regain my composure.
“Son, do you have any plans tonight?”
“Yeah I think Devin’s having some people over tonight…unless you wanted to do something?”
I feign a smile.
“No, no, have fun with your friends!”
“All…right, cool…” my son says.
I jump.
“But maybe we can do something tomorrow?”
My son ponders for a moment.
“I was actually gonna go to Luka’s basketball game tomorrow. A bunch of my friends wanna support him, ya know?…”
He sees a hint of sadness in my eyes.
“But after we could figure something out!” he exclaims.
I smile.
“Yes…that sounds great!”
My son nods and walks out the kitchen door. My hand is still trembling. I look down to see that I had been gripping the bottle the whole time. I check the door; I think he’s gone. I pull the bottle out and examine it, the text has returned to normal. I exhale, I felt safe again.
I hear the door slam closed followed my son’s car screeching out the driveway. He asked if he could spend the night at Devin’s and I complied. It’s seven o’clock in the evening…perfect. I purchased a plastic mattress cover to avoid last night’s mishap, so I put it on the bed, strip naked and sit the mattress. There is a part of me that feels a slight embarrassment at my current situation, but honestly, I’ve been caught doing worse. I also purchased a water-resistant blanket, so I’m not a complete degenerate.
I pull the bottle out from the drawer. The label’s in English…great. I purposefully put the bottle into the drawer and hide it under some of the junk in there, and for good measure, I set my alarm for five in the morning, just in case my son came home early. I pop a pill into my mouth and swallow.
Immediately I am pulled down into the abyss. Darkness has now overcome my entire vision. I am moving extremely fast, much faster than last time. I swear I even feel my ears popping from the change in pressure. BAM!
I slam into the sandy bottom once more. I take a few moments to catch my breath when I notice a light in the distance. It shines an iridescent purple color, unlike I had ever seen. Immediately my feet began trudging towards it, almost automatically. I carefully amble over what seems like a sea of organic matter. I have no inclination of what exactly I’m walking on, but it is consumed most of the sand from before. As I approach the light, I see what I had been drawn to…the door from last night.
Although the door appeared the same as the night prior, it felt…different. I would even say it felt familiar…safe…welcoming. Before I could even think, my hand rose and grasped its handle. It’s difficult to explain, but it reminded me so much of her. I was grinning ear to ear once more. I began to twist the handle, and as I did so the iridescent light that guided me here shined brighter and brighter, once again bathing me in a warm embrace. I peer forward, filled with the most excitement in years, as I’m about to pull the door open.
“Mom! Dad!”
I stop. I look around for the source of the outcry.
“Mom! Dad! Help me! Please!
It’s my son.
Without a second thought I let go of the handle and begin sprinting towards him.
SLAM!
I face plant into the ground. Something has snagged my ankle. The iridescent light has become bright enough to illuminate the ground and…oh my goodness. Around me are what seems like thousands and decrepit bodies, all trying to claw their way out of the sand. I look down at my ankle and see a man gripping me. He has a look of desperation in his eye. I promptly kick him in the face and run off.
“Mom! Dad!”
I’m getting closer.
“Mom! Dad!”
I’m almost there.
“MOM! DAD!”
I can see him! But he’s being engulfed by the bodies and sand below. I sprint as fast as I can when…
BEEP! BEEP! BEEP!
I scream and flail on my bed. I take a few moments to catch my breath. I glance at the source of the noise…my alarm clock. It reads 5:00 AM. It’s morning. The sun has not fully risen yet, but the warm embrace still reaches me. I glance over at the water glass and pill bottle on top of my dresser. I exhale in relief, it’s over… I throw some clothes and head to the restroom. Fortunately, I didn’t have an accident last night, so there’s no evidence there. And thankfully I made sure to hide the pill bottle last night as well.
Wait.
I sprint back into my room to find the pill bottle on top of my dresser. I try to calm myself down. I must’ve forgotten again. It’s 5 am, there’s no way he’s home. He wouldn’t do that, he’s better than me. I take a deep breath and un-tense my body. Yeah, everything’s ok…
I jump at the pill bottle and count its contents.
“1…2…3….”
With every number my heart races.
“24…25…26………27”
My heart sinks. I burst out of my bedroom and sprint to my son’s room. I slam open the door, and my fears realized. He is lying unconscious on his bed. I check his pulse, he’s alive, but his heart rate is slow, and he’s ice cold to the touch. I panic, looking for anything to help. His slow breaths act as a ticking clock as I search for a solution. I grab a phone and begin to dial 911 when I notice something. Silence.
I rush over to my son’s side. He’s stopped breathing…but his heart is still beating, then I notice something more. All along my son’s chest and arms appear to markings materializing beneath his skin, the same markings on the pill bottle. With no other options, there’s only one action I could take to save my son. I sprint back into my room, grab a pill and swallow it.
What feels like an eternity passes, but I cannot fall asleep. I try taking other sleeping pills, I try asphyxiation, I even try knocking myself out with blunt force. But to no avail, I’m trapped here in the conscious world while my son is fading away. My emotions overcome me.
“Why isn’t it working!”
“I thought you wanted to experience true fear?” a deep voice bellowed out.
I did, whatever was talking to me was right. I wanted to feel something, fear, sadness…anything. But now I’m overcome with only one emotion…rage.
“Release my son!”
Silence.
“Release my son right now, I command you!”
Silence.
I look around the room and spot the pill bottle.
“What if I made you a deal?”
“…Go on” the voice boomed.
“If I swallow every pill in this bottle, would you let go of my son?”.
“But he’s so fresh and ripe…what do you have to offer?”.
“I don’t…I don’t know…nothing!”
Without thinking I grab the pill bottle and swallow the lot. I collapse onto the floor and begin sobbing. I’ve done it, my son has done nothing wrong and has paid the price for my wrongdoings. But wait, I refuse to live on without him. Even if his fate is sealed, I will live on every day from now living to the fullest, in his memory. If he can’t be here to experience what life has to offer, I’ll experience it twice fold!
“Deal” the voice bellowed out.
At once I began my descent into the void, seemingly at the speed of light, but even then, I saw something ascending out of the darkness. Although my fate had been sealed, my son’s is safe. So here I find myself in a sea of now millions of the damned, smiling ear to ear.
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